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Cómo nació el Yoga Nidra, por Maria Rubio | Yoga Lleida

Fecha de publicación: 19/05/2016

Antes de que el mundo fuera mundo, y de que las criaturas tuvieran forma y nombre,
las Tres Luces Maestras discutían en el firmamento acerca de cómo organizar la existencia.

Lo tenían todo más o menos dispuesto, sólo la cuestión de la mente, los hombres y las mujeres, era motivo de desencuentro.

La primera Luz Maestra, que era conocida por su simpleza y buena voluntad, abogaba por
ponérselo fácil a las personas. “Démosles una mente sencilla, con la que puedan razonar, planificar, observar y analizar. Cada rincón de esta mente ha de ser fácilmente conocido. Su mente debe ser como un cristal transparente”.

 

La segunda Luz Maestra, que era olvidadiza y disfrutaba con acertijos y adivinanzas, puso los ojos en blanco ante la propuesta de la primera: “¿En serio? ¡Qué aburrimiento! Démosles una mente que sea como una caja donde puedan guardar cosas y que, a veces, para volver a abrirla tengan que descifrar símbolos y metáforas. Su mente ha de ser como un cristal traslúcido”.

La tercera Luz Maestra, famosa por su silencio y su hermetismo, sentenció: “Pongámoselo
realmente difícil.. Que su mente sea profunda y misteriosa como el fondo del océano incomprensible. Su mente ha de ser como un cristal opaco”.

Cansadas ya de defender sus diferentes posturas, y sin ser capaces de decidirse por ninguna en particular, decidieron concebir una mente humana que incluyera las tres propuestas: sería una mente con algunas partes transparentes, otras traslúcidas y otras opacas. 

Ahora debían resolver cómo esa mente con tres aspectos tan diferentes, iba a funcionar
correctamente para ayudar a las personas a ser felices. Sin embargo, las Tres Luces Maestras estaban ya tan agotadas, que dejaron ese “asuntillo sin importancia” para otro momento.

Se fue pasando el tiempo y la cuestión de la mente humana quedó enterrada entre la pereza y el olvido.

Y cuando llegó el día de ordenar el mundo, todo fue concebido tal cual lo habían acordado: la abundancia y la generosidad de la Naturaleza, la sutileza de las flores, la belleza de los animales, la fuerza de los elementos, los sonidos y el silencio, los planetas girando alrededor del Sol, la luz dorada del amanecer y rosada del anochecer, las estrellas brillando en el cielo, las cascadas y los ríos de agua cristalina...la perfección con que cada pequeña parte de la existencia respiraba al mismo ritmo, TODO compartiendo el mismo latido... todo, excepto los hombres y las mujeres, cuya mente no había sido ajustada.

Al darse cuenta de esto, las Tres Luces Maestras, que ya no podían deshacer su creación,
convinieron que lo más adecuado sería enviar a las personas un regalo para poner un poco de orden en su mente, y ayudarles así a ser felices, haciéndose UNO con toda la creación.

Se dieron las manos en círculo, cerraron los ojos, y respiraron juntas en perfecta sincronía,
abriendo el espacio necesario para entenderse unas a otras, trascendiendo las barreras,
desdibujando sus límites... tanto, tanto, que desaparecieron... y allí donde parecía que sólo
había quedado la Nada, surgió una pequeña estrella fugaz que atravesó el firmamento y
aterrizó en la Tierra, esperando a ser encontrada por alguna persona sabia que supiera
descifrar su mensaje y que transmitiría como Yoga Nidra. 


​María Rubio


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